Un cantero se lamentó: —Ay, si tuviera tanto dinero como este rico.
El genio lo llenó de riquezas. Pero apretaba mucho el sol, era verano.
—Ay, si fuera sol.
El genio se lo concedió.
Una nube se interpuso entre el sol y la tierra.
—Ay, si fuera nube.
El genio se lo concedió. Pero comprobó como la roca resistía a sus embates.
—Ay, si fuera roca.
El genio se lo concedió. Pero cuando vio cómo el cantero la destrozaba comentó: —Ay, si fuera cantero.