Dos amigos atravesaban un bosque cuando apareció un oso. El más rápido de los dos huyó sin preocuparse del otro que, para salvarse se tiró por tierra, como muerto.
El oso, creyéndolo muerto, lo chupó y se fue. Parecía como si le hubiese dicho algo.
—¿Qué te ha dicho? Le preguntó el huidizo.
—Sólo me ha dicho que no me fíe de los amigos como tú.
Leon Tolstoi