La falta de valores impide la buena marcha de la empresa.
“Dirigir significa ser ético”. Ésta es la opinión de Antonio Argandoña, secretario general del IESE, quien habló en la Universidad de Navarra de “Cómo generar valores en una organización”. “Si un directivo no es ético, seguro que tomará decisiones equivocadas”, añadió.
Este catedrático de Economía intervino en las XXX Jornadas de Centros Educativos “Cultura y centro educativo”, que organiza el departamento de Educación de la Facultad de Filosofía y Letras para los directivos y profesores de centros educativos.
Antonio Argandoña disertó en su conferencia sobre la ética de la empresa y explicó “cómo la organización descubre, define, vive y transmite sus valores”. A su juicio, “la ética es fundamental para el buen funcionamiento de una empresa. Los directivos no tienen en cuenta que en muchas ocasiones es la falta de valores lo que provoca que algo en su organización no marche bien o que existan comportamientos que no se entienden”, destacó.
“Los valores -continuó- guían nuestras decisiones y conductas y, por lo tanto, influyen en la conducta que tenemos hacia los demás. Es necesario reflexionar sobre ellos, ya que tienen muchos efectos, tanto en la propia persona como en los que le rodean”.
Según este experto, “los miembros de una organización trabajan por motivaciones distintas, pero hay que conseguir que todos tengan un objetivo común”. Por eso, para este catedrático, “dirigir una organización es elaborar estrategias que desarrollen las capacidades de los miembros del grupo, para alcanzar las competencias distintivas que ésta desea tener para cumplir su misión”. “Un líder -agregó- es aquella persona a la que los demás siguen porque están seguros de que quiere lo mejor para todos y también para la organización”.
Pero, ¿existen los valores de una organización o son sólo la suma de los valores que tienen sus miembros? Según este profesor de la Universidad de Navarra, “una organización no es sólo un conjunto de personas: debe tener vida propia y unos valores sólidos y compartidos”. En este sentido, señaló que “no es bueno que exista un total consenso en los valores de una empresa. Es importante estar de acuerdo en lo fundamental, pero también es necesaria la diversidad, la discrepancia. Si no, se corre el riesgo de que una organización ahogue los valores de las personas”.
De todos modos, Antonio Argandoña no cree en los idearios, códigos o credos, sino en el proceso que se sigue para escribirlos, en la discusión que precede a su redacción: “Los valores de una empresa son bastante estables, pero pueden cambiar. Si un valor no funciona se abandona y así se progresa éticamente. Si viviésemos infinitos años aprenderíamos a ser totalmente éticos”.