Caso práctico de Educación de los sentimientos nº 1

SITUACIÓN:

David tiene 15 años y es el pequeño de tres hermanos. Hoy ha vuelto de clase con bastante mal humor, cosa que por desgracia es bastante habitual. Su madre, que lo conoce bien, intuye que ha vuelto a pelearse. Sabe que su hijo tiene un carácter fuerte y le preocupa ver que con los años no mejora, sino que parece seguir igual, o incluso peor. El chico es discutidor y tiende a resolver sus diferencias de manera contundente. Enseguida “se dispara” y acaba diciendo palabras fuertes –y a veces no sólo palabras–, que producen conflictos, tanto en clase como en casa o con sus amigos. Continuar leyendo “Caso práctico de Educación de los sentimientos nº 1”

Caso práctico de Educación de los sentimientos nº 2

SITUACIÓN:

Luis y Sonia tienen cuatro hijos –dos chicos y dos chicas– de edades bastante seguidas, entre 12 y 16 años, menos el último, que tiene sólo 7. Se consideran muy afortunados porque las cosas van bastante bien en la educación de sus hijos, pero no dejan de tener frecuentes preocupaciones cuando miran al futuro y ven lo que pasa con los hijos de muchos conocidos suyos.

“Veo que nos va bien –comentaba Sonia a su marido–, pero que están en esas edades difíciles, o lo estarán pronto, y las cosas se pueden poner mal si nos descuidamos. Por ejemplo, veo que tienden a ser un poco individualistas, y que tendrían que ser más generosos, pensar más en los demás. A veces tienen unos despistes asombrosos, parece que no sufren con los sufrimientos de los demás”. Continuar leyendo “Caso práctico de Educación de los sentimientos nº 2”

Caso práctico de Educación de los sentimientos nº 3

SITUACIÓN:

Mónica tiene 16 años y es la menor de la casa. Sus dos hermanos mayores han sido siempre estudiantes brillantes. Ella, en cambio, va sacando los cursos con dificultad. Dedica muchas horas al estudio, pero le rinden poco y se siente decepcionada. Sus padres están preocupados, pues con frecuencia la ven triste y abatida. Por los comentarios que hace, tiene una fuerte tendencia a compararse con sus hermanos y con sus amigas, y eso hace que esté arraigando en ella un cierto complejo de inferioridad.

Una tarde, charlando con su madre a la vuelta de clase, Mónica se desahogó: “Mamá, es que no lo entiendes, es horrible. Veo que lo que yo tardo una tarde entera en estudiar, y luego además casi ni me acuerdo, en cambio mi compañera lo estudia en una hora. Y yo me paso encerrada todo el fin de semana estudiando, y ella, en cambio, no estudia nada y saca luego mejor nota. Y estamos las dos igual de distraídas en clase, nos pregunta la profesora, y ella con dos ideas que se acuerda le sale una respuesta convincente, y yo, en cambio, me quedo sin saber qué decir. Cuando pienso en esto me pongo muy triste al ver que todas me aventajan y que es algo que nunca podré evitar, porque no puedo hacer nada por remediarlo…”. Continuar leyendo “Caso práctico de Educación de los sentimientos nº 3”

Caso práctico de Educación en la preadolescencia nº 1

SITUACIÓN:

Ignacio y Silvia tienen tres hijos, de ocho, diez y doce años. Están preocupados. Siempre han sido unos padres bastante exigentes, pues no quieren caer en los errores que ven en algunas familias amigas, cuyos hijos están muy consentidos y son un auténtico desastre.

Sin embargo, ellos tampoco están muy satisfechos de cómo les van las cosas. Se han dado cuenta de que su exigencia es bastante negativa. Así se lo ha hecho ver el tutor de sus hijos esa misma tarde en el colegio. Sus hijos son tímidos, poco comunicativos, se valoran poco a sí mismos. Según parece, les pesa mucho que, hagan lo que hagan, sus logros siempre son insuficientes a los ojos de sus padres.

Aquella noche Ignacio y Silvia lo comentan con preocupación. “Es verdad –dice Silvia–, ahora lo veo todo bastante claro. Si se recrimina demasiado un defecto, el chico acaba pensando que está tan arraigado en él que es inútil luchar por corregirlo. Si confías poco en él, se le quitan las ganas de esforzarse”. Ignacio está pensativo: “¿Y qué quieres que hagamos…? Hace cosas mal, y no podemos dejarlo pasar, ni aplaudirlo… Continuar leyendo “Caso práctico de Educación en la preadolescencia nº 1”

Caso práctico de Educación en la preadolescencia nº 2

SITUACIÓN:

Susana es viuda desde hace siete años. Su marido falleció en un accidente de tráfico, y de la noche a la mañana se encontró sola con sus tres hijos pequeños (que ahora tienen ya nueve, once y trece años). Estos años le han hecho saber bien lo que cuesta sacar una familia adelante. Las cosas le han ido bien, dentro de todo, pero está preocupada porque sus hijos empiezan a fallar en su rendimiento académico. Se ve que hasta entonces la exigencia escolar era menor, pero ahora, al avanzar los cursos, empiezan los problemas. Continuar leyendo “Caso práctico de Educación en la preadolescencia nº 2”

Caso práctico de Educación en la preadolescencia nº 3

SITUACIÓN:

David y Cristina tienen cuatro hijos. Han procurado educarlos cristianamente, pero lo cierto es que no han concedido demasiada importancia a la educación en la fe. Ahora se dan cuenta, cuando ven que Luis, su hijo mayor, está en plena “edad del pavo” y ha dejado de ir a Misa y de confesarse, y repite unas ideas sobre la religión bastante sorprendentes. “Deben ser esos amigos que se ha echado –comenta su padre–, que no me gustan nada. Lo malo es que a esta edad ya apenas nos escucha”.

“Pues lo primero que tenemos que hacer –afirma la madre– es pensar en sus hermanos pequeños y sacar experiencia. Hemos llegado un poco tarde con Luis, y tenemos que hacer todo lo posible por ayudarle, pero lo mejor sería prevenir esto en los demás”. Continuar leyendo “Caso práctico de Educación en la preadolescencia nº 3”

Caso práctico de Educación en la tolerancia nº 1

SITUACIÓN:

La hermana mayor, Laura, ha traído a casa a su amiga Teresa para pasar con ellos unos días durante las vacaciones de verano. La madre de Laura está sorprendida de la escasa educación y diplomacia que ha demostrado Teresa, e intenta comentarlo con su hija, para ver así cómo ayudar a su amiga a corregirse. “Mamá, es que no lo entiendes ­–argumenta Laura, molesta–, la gente joven dice lo que piensa, sin hipocresías”.

La madre se ha quedado un poco cortada. No sabe cómo explicar a su hija que la espontaneidad y la libertad de expresar las propias opiniones tiene unos límites, y le preocupa también el mal ejemplo que todo esto supone para los hermanos más pequeños.

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Caso práctico de Educación en la tolerancia nº 2

SITUACIÓN:

La escena se desarrolla en la sala de estar de una familia con cuatro hijos. La tercera, Elena, está en plena crisis adolescente y lleva unos días bastante insoportable. Después de cenar, y con intención clara de provocar un poco, hace ruido ostentosamente mientras los demás ven la televisión. Todos hacen un esfuerzo para seguir como si no pasara nada, a ver si la chica se cansa, pues saben que si “hay bronca” será peor y no conseguirán ver pacíficamente el programa, que está en su punto álgido. Esperan un poco a ver si se le pasa, pero no es así, y a los cinco minutos su padre está a punto de perder los nervios: “Elena, eso que haces no está bien”, dice con un tono lo más conciliador que puede. “Pues eso es tu opinión. No sé por qué va a estar mal. Para mí está bien. No sé dónde está la libertad en esta casa, no la veo por ningún sitio”. La escena terminó ahí. Todos vieron que era mejor no tomar en consideración aquel desplante (un ejemplo práctico de tolerancia, para evitar un mal mayor), y siguieron viendo el programa, hasta que terminó y se fueron a dormir. Ya en su dormitorio, los padres comentaron su preocupación por su hija: “Está que no hay quien la aguante, hay que pensar algo”.

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Caso práctico de Educación en la tolerancia nº 3

SITUACIÓN:

Jorge acaba de cumplir 16 años. Está viendo una serie de televisión que le apasiona. La protagonista, Vanesa, tiene 17 años y es una chica desenfadada, segura de sí misma, que dice que “ya tiene edad para saber lo que quiere”. Se sabe atractiva, y adopta un estilo ligero en el modo de vestir y de comportarse, aunque de hecho mantiene las distancias y juega un poco con varios chicos que la cortejan.

En el capítulo de hoy, Roberto, uno de sus amigos, ha invitado a Vanesa a una fiesta el sábado por la noche en su casa. Van pasando las horas, con música a todo volumen, baile, ratos de conversación… y copas, muchas copas. Vanesa piensa que tiene “un buen aguante” y que “sabe ponerse alegre sin perder el control”. Sin embargo, la elegancia y la simpatía del anfitrión hace que no se dé realmente cuenta de lo que, poco a poco, está bebiendo. Los demás invitados se van yendo, y al final Roberto se ofrece a llevarla a su casa en coche. Vanesa acepta.

Ya en el coche, Roberto pretende hacer una pequeña demostración de su modo de conducir, por las calles ya casi vacías. Va muy aprisa. Vanesa quiere aparentar que no le impresiona. Está un poco mareada, y también algo nerviosa, y le pide a Roberto que pare, pues prefiere seguir andando un poco. Sin embargo, él entiende que al pedir que pare le está insinuando que da vía libre para otro tipo de cosas, y es lo que acaba ocurriendo, aunque en la televisión no se ve nada.

Cuando Vanesa se da cuenta de lo que ha sucedido, le invade un sentimiento mezcla de desconcierto, tristeza y rabia. Parece que se va sobreponiendo conforme pasan los días, pero al cabo de pocas semanas percibe algún indicio que le lleva a creer que está embarazada. Se hace una prueba, y sus temores se confirman. Alarmada, va a ver a Roberto y se lo cuenta. Roberto elude toda responsabilidad, con gran cinismo: “lo siento de verdad, pero ya sabes lo que tienes que hacer”.

Así acabó el capítulo de la serie. Jorge estaba indignado: “Ese Roberto es un cínico impresentable, habría que partirle la cara”.

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Caso práctico de Educación en la fe nº 1

SITUACIÓN:

Paloma tiene ya 16 años y ha empezado a salir con un chico –David– con el que está encandilada. Su madre piensa que ese chico no le conviene, pero no sabe cómo decírselo sin que se enfade. La chica ha empezado a suspender y se ha enrarecido su carácter. Por una casualidad, su madre se ha enterado de que Paloma consume pastillas que no son precisamente para la tos, y que frecuenta con David lugares poco recomendables.

Se lo recriminó nada más verla: —”Sí, ¿y qué…?”, contestó su hija. —”Pues que todo eso está muy mal”. —”¡Ay, no me digas!”, replicó con ironía. La madre, desconcertada, no sabía cómo seguir. Al final dijo: —”Y…, ¿si te mueres, qué, al infierno? ¿O es que no has pensado que te puedes morir?”.  —”Pues por eso…, hay que vivir, que son dos días”. —”Pero luego…”. —”Luego…, ¿qué? ¿Has estado allí? ¿Has visto algo? A lo mejor me convierto en una vaca. David dice que se está tomando en serio lo de la reencarnación. Además, yo no creo en el infierno. ¿No ha venido Dios a salvar a los pecadores? ¿No es tan misericordioso? Yo no paso por ahí, ya habéis asustado a mucha gente.”

La madre se dio cuenta de que le faltaban argumentos, y de que además había planteado bastante mal la conversación. Lo comentó aquella noche con su marido. Continuar leyendo “Caso práctico de Educación en la fe nº 1”