El piloto Chuck Yeager inició la era de los vuelos supersónicos el 14 de octubre de 1947, cuando rompió la famosa barrera del sonido, aquel «invisible muro de ladrillos» que tan intrigado mantenía a todo el mundo científico de la época.
Por aquel entonces, algunos investigadores aseguraban disponer de datos científicos seguros por los que aquella barrera debía ser impenetrable. Otros decían que cuando el avión alcanzara la velocidad Mach 1 sufriría un tremendo impacto en su fuselaje y explotaría. Tampoco faltaron en medio de aquel debate quienes aventuraron posibles saltos hacia atrás en el tiempo y otros efectos sorprendentes e impredecibles.
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