Exposición del caso: Blanca y Eva son amigas desde hace varios años; las dos están en la misma clase y tienen 16 años. Algún domingo han ido juntas a Misa, y Eva, al contrario que Blanca, no comulgaba nunca. Esto había dado pie a ésta para recomendar a su amiga que se confesara. Pero la respuesta era siempre más o menos la misma: —”¿Por qué le tengo yo que contar mis pecados a nadie? ¿No es Dios el que me tiene que perdonar? ¿Entonces por qué no le puedo pedir perdón directamente? Yo ya me entiendo con Él”. No conseguía que saliera de ese planteamiento. Si le decía, por ejemplo, que “si es un juicio, tiene que decirse la causa, ¿no?”, contestaba con un “Él ya lo sabe, y ya se lo digo yo”.
Un día una de sus compañeras de clase, conduciendo su ciclomotor, resultó atropellada por un coche, y tras estar tres días en coma, falleció. Este suceso produjo una gran conmoción en el colegio. Casi todas se confesaron en los días siguientes, incluidas algunas a las que hacía mucho tiempo que no se veía hacerlo. Blanca pensó que era una buena ocasión para volver a la carga con su amiga Eva. En un momento en que sólo estaban las dos, se lo volvió a proponer. La respuesta fue la de siempre, pero dicha con menos convencimiento, y un añadido final: “y además, es imposible”. Esta coletilla final dejó intrigada a Blanca, que se propuso insistir tomando pie de ella. Continuar leyendo “19. El sacramento de la Penitencia”