Dra. Dolores Voltas, médico y vocal de la Comisión Deontológica del Colegio de Médicos de Barcelona, 18.I.02 El debate introducido por la Conselleria de Sanitat sobre la oportunidad de instalar máquinas de preservativos en los centros de secundaria de Catalunya para que los chicos y chicas sepan más sobre el SIDA obliga a reflexionar seriamente acerca de su oportunidad e hipotética eficacia.
Se dice que con la utilización de preservativos descenderán los contagios de SIDA y de otras enfermedades de transmisión sexual, así como los embarazos en adolescentes y jóvenes.
El año 1987, la “Food and Drug Administration” norteamericana realizó una investigación sobre la seguridad del preservativo como preventivo del SIDA, llegando a la conclusión siguiente: “El uso del preservativo no se relaciona de forma significativa con la protección contra el contagio”. También el propio Ministerio de Sanidad y Consumo de España, en su publicación “Boletín Epidemiológico Semanal”, nº 1.801, del 11 de julio de 1988, resumía: “El uso adecuado de los preservativos en cada acto sexual puede reducir, pero no eliminar, el riesgo de la enfermedad de transmisión sexual”. Y, al mismo tiempo, reconocía que su eficacia real es difícil de valorar.
Esta realidad fue confirmada por el ministro de Sanidad italiano, Donat Cattin (“La Vanguardia”, 6 de enero de 1989), cuando en una carta circular a 20 millones de familias italianas les alertaba de la inseguridad del preservativo, en los siguientes términos: “Campañas de todo tipo intentan persuadir que es perfectamente compatible prevenir la enfermedad y, al mismo tiempo, practicar estilos de vida arriesgados. La cosa no es así: Quien afirma, por ejemplo, la absoluta seguridad del preservativo, va contra el parecer de todos los expertos”.
En la campaña de información USA de los 90 sobre el SIDA se advierte: “El profiláctico es hoy en día la única barrera en las relaciones sexuales con riesgo, pero una barrera con límites: de ahí lo absurda que resulta la tesis de que permite sin riesgo cualquier estilo de vida”.
Lo que cabe deducir, pues, de la iniciativa de la Conselleria, es que engaña a los ciudadanos, al ocultarles todos estos datos. Los países europeos en los que se promocionaron campañas institucionales de información técnica sobre el uso del preservativo se dieron cuenta después de que se olvidaron del factor humano. No hablaron a los jóvenes de ternura ni de amor. No les explicaron la importancia de que cada uno, individualmente, sea escuchado, comprendido, acogido y amado, lo que ocasionó muchos fracasos, tanto sanitarios como psicológicos.
Dar a entender que el uso del preservativo significa protección total frente al SIDA es una mentira cruel e interesada. Cruel porque provoca que nuestros jóvenes pongan en peligro sus vidas convencidos de que están seguros al 100%. Interesada porque es más fácil y da más dinero promover el uso del preservativo que educar en el uso responsable de la sexualidad.
Habida cuenta de que los jóvenes son los protagonistas de su educación y comportamiento sexual, cabe confiar en que su propio criterio sabrá valorar adecuadamente esta iniciativa que se intenta promover, en la medida en que se esfuercen en la búsqueda del significado verdadero y humano de la sexualidad.
Dra. Voltas, e-mail: 10589dvb@comb.es, en www.e-cristians.net