Anoche tuve en mi casa una increíble visita de un viajero. Un extraño personaje que venía nada menos que de Plutón. Estaba muy nervioso. Me explicó como en su planeta corrían terribles rumores sobre los terrícolas: “En mi planeta, dicen las malas lenguas, que a millones de esos pequeños seres humanos, vosotros mismos, lo humanos, los tenéis congelados en neveras a la espera de ser objeto de experimentos o de ser destruidos.” “¿Qué mas se comenta de nosotros en tu planeta?”, le pregunté. “Pues cosas peores, como que también a millones de seres humanos, igualmente pequeños o un poco mas grandes, se les mata, se acaba con su vida, cuando aún no han nacido, en el vientre de su madre”. Sentí como la congoja apretaba mi pecho y como las lágrimas asomaban en mis ojos. “Te estás poniendo rojo. No te enfades, si quieres yo volveré a mi planeta y les diré que nunca cuenten mentiras tan horribles sobre vosotros los humanos”. “Amigo, no me enfado con los tuyos. Me avergüenzo de los míos. Todo lo que has dicho es cierto, eso hacen algunos seres humanos grandes, con sus pequeños seres humanos”. “Entonces me voy. No era capaz de creérmelo. Me vuelvo a casa, por que si eso hacéis con los vuestros, que no haréis con los que no somos de vuestra especie”.
Jesús García Sánchez-Colomer