Empresario secuestrado. La fe le ayudó a sobrevivir al cautiverio José Antonio Tremiño, el empresario vallisoletano liberado en Georgia, ha declarado vía telefónica a “El Norte de Castilla” que no está agotado, está agotadísimo, aunque su voz suene potente y enérgica. Apenas ha podido dormir dos horas tras una maratoniana declaración ante las autoridades georgianas -realizada en el hotel en el que se aloja- a las que ha tenido que resumir en ocho horas todo un año de cautiverio. «Ha sido muy lento porque escribían a mano. Hacía mucho calor y estoy cansado porque tengo el horario cambiado. Pero la sesión ha terminado, y bastante bien». Así resume José Antonio Tremiño el trámite judicial y administrativo que ha tenido que resolver antes de regresar a España.
Lo positivo de lo malo Dice que sacar lo bueno de la pesadilla es la mejor forma de pasar por una situación que califica de horrorosa. «Nos han tratado peor que a animales. Estábamos en sitios mugrientos, no sabíamos donde estábamos porque nos cambiaron de lugar 17 veces y nos tenían enmascarados. Ya se sabrá con más detenimiento cómo ha sido, porque no queremos hablar de ello hasta que lleguemos a España», explica Tremiño. «Estoy muy agradecido a toda la gente de Valladolid que me ha ayudado y a la prensa local que ha sido especialmente exquisita», dice al referirse al apoyo que ha recibido en los 373 días de silencio obligatorio, y que le han trasmitido sus familiares.
Uno de los momentos más emotivos para el empresario fue poder hablar con su hijo, que cumplió los 13 años mientras su padre estaba retenido. «Creo que él quiso quitarme preocupaciones, se mostró muy adulto y tranquilo, aunque sé que lo ha pasado muy mal». Intenta hacer una lectura positiva de todo lo que le ha ocurrido, es como si el destino le hubiera jugado una mala pasada y puesto a prueba para medir sus fuerzas.
Lo que de verdad importa «Me he dado cuenta de que hay cosas muchísimo más importantes que el dinero, que la vida es maravillosa y a veces nos agobiamos por cosas que no tienen ninguna importancia. Con situaciones como las que he vivido, he aprendido lo que verdaderamente es importante».
Y para sobrevivir a tantas calamidades inenarrables, pero que se pueden resumir en vejaciones, malos tratos, amenazas de muerte, amén de estar a pan y agua, Tremiño echó mano de su fe para superarlo. «Yo soy una persona cristiana, aunque no he sido un gran cumplidor, pero en una de las llamadas a mi mujer me dijo: “reza José Antonio, reza mucho para que volvamos a estar juntos”. Y la verdad es que, a partir de es momento, me tranquilicé mucho, he rezado mucho y eso me ha ayudado». Aunque las fiestas navideñas le han traído por adelantado el mejor regalo que pudiera desear, la liberación, espera que los Reyes Magos traigan tranquilidad a toda su familia, a todos sus seres queridos y a todos los que le han apoyado. «Me gustaría borrarles todo el sufrimiento que han tenido las personas que se han preocupado por mí».
La voz potente que emana del otro lado del teléfono parece ser reflejo de su fortaleza y de su estado de ánimo. Hasta el punto de que considera que no va a necesitar la ayuda psicológica propia en estos casos. «En absoluto, me encuentro perfectamente. Es más, creo que en muchos aspectos me encuentro bastante mejor que antes, me ha ayudado a fortalecerme. Creo que he ganado en el aspecto personal». «Lo primero que haré será tranquilizar a todas las personas que se han preocupado por mí, a mi familia y a la gente que ha sufrido durante el secuestro. Tengo que salir adelante, empezar a trabajar otra vez. Así es la vida. Estoy animado y me encuentro bien en todos los aspectos, pero quiero volver a la normalidad cuanto antes».