La evangelización no es asimilación, imprime un cambio radical. Ante el desafío que presenta la evangelización en la sociedad de la comunicación, el cardenal Joseph Ratzinger está convencido de que «la fe está abierta a todo aquello que en la cultura es grande, verdadero y puro». Ahora bien, esta apertura no es ingenua: «el Evangelio provocará siempre un corte que purifica y resana la cultura».
El prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe presentó su propuesta al concluir el Congreso «Parábolas Mediáticas – Hacer cultura en tiempos de comunicación», organizado por la Conferencia Episcopal Italiana, en el aula de las audiencias generales del Vaticano. En su intervención, que llevaba por título «Comunicación y cultura: nuevos caminos para la evangelización en el tercer milenio», el cardenal alemán subrayó que la evangelización no es una simple asimilación a la cultura dominante: «La fe ha sido siempre crítica con la cultura, y hoy debe ser más impávida y valiente». «La fe es un “corte”, una oposición a todo elemento de la cultura que cierre las puertas al Evangelio». Ratzinger pidió a los agentes de la cultura y la comunicación que tuvieran «una fe crítica y valiente» y se opuso a «irenismos fáciles y a degeneraciones culturales del presente». Haciendo un repaso histórico de la inculturación del Evangelio, constató que «desde siempre, el cristianismo ha estado amenazado por elementos anticristianos», y hoy estamos ante una cultura «que se aleja de manera siempre creciente del cristianismo». Prueba de ello son, constató, «las amenazas a la vida, los ataques a la familia basada en el matrimonio, la reducción de la fe a una realidad subjetiva, la secularización de la conciencia pública, la fragmentación y la relativización de la ética». En este contexto, concluyó, «la evangelización no es nunca simplemente una comunicación intelectual, es un proceso vital, una purificación y una transformación de nuestra existencia, y para esto es necesario un camino común». Ante una cultura que presenta la fe como un camino imposible de recorrer, Ratzinger presentó así el desafío decisivo de la «evangelización de la cultura».
Tomado de Zenit, ZS02111002