La educación de 0 a 3 años

La educación en los primeros años de vida de los niños tiene una trascendencia grande. Invertir en una educación infantil de calidad es una forma muy eficiente de mitigar las desigualdades sociales, pues, aunque esa etapa tiene efectos positivos en todos los niños, su relevancia es mayor para las familias de entornos desfavorecidos. Además del impacto de la educación infantil en las habilidades cognitivas, hay también una amplia evidencia empírica de su efecto en la mejora de habilidades no cognitivas, como la constancia, el autocontrol de los impulsos o la capacidad de demorar la gratificación o gestionar la incertidumbre.

Está bien documentado que la escolarización en el primer ciclo de educación infantil (de 0 a 3 años) reduce las tasas de fracaso escolar, y que, junto a eso, es un modo claro y directo de facilitar la conciliación familiar, y con ello la maternidad y la natalidad, aspectos todos ellos que tienen hoy una importancia decisiva.

Esto significa que en esta etapa debería tenderse a unas proporciones similares de educación (pública y sostenida con fondos públicos) similares al resto de las etapas educativas. Si el Gobierno impulsa un crecimiento excesivo de plazas públicas y no existe financiación para el resto de los puestos escolares de 0 a 3 años, es obvio que con eso perjudican gravemente a la educación concertada, pues muchas familias que prefieren concertada se verán obligadas a ir a un centro público en esa etapa y eso facilita que después ya no se planteen el cambio al centro concertado en el que pensaban inicialmente.

Lo natural es facilitar una financiación pública del tramo de 0 a 3 años en unas proporciones similares de enseñanza pública y privada financiada con fondos públicos.
Y por eso resulta preocupante que la Adicional 3ª de la LOMLOE hable de «un plan de ocho años para la extensión del primer ciclo de educación infantil de manera que avance hacia una oferta pública suficiente». Sería más propio que hablara de que haya una oferta suficiente, pero no solo pública, sino adecuada a la demanda de las familias.

Alfonso Aguiló, “Educar en una sociedad plural”, Editorial Palabra, 2021

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