Un nuevo documento revela que los eclesiásticos no querían condenar a Galileo
Artigas halla un manuscrito que “muestra que las autoridades eclesiásticas no estaban empeñadas en condenar a Galileo o a la nueva ciencia”
Mariano Artigas, profesor de Filosofía de la Ciencia en la Universidad de Navarra, ha descubierto un nuevo documento sobre el caso Galileo en el archivo de la Congregación del Índice, relacionada con el Santo Oficio y que se encargaba de los libros prohibidos. “Se trata de un manuscrito que muestra que las autoridades eclesiásticas no estaban empeñadas en condenar a Galileo o a la nueva ciencia”, explica.
Este documento, que Mariano Artigas ha bautizado como EE 291 (por encontrarse en la página 291 del volumen EE), está directamente relacionado con otro documento inédito, el G3, encontrado en 1982 por el historiador Pietro Redondi, quien propuso una reinterpretación del caso Galileo. El profesor Artigas recuerda que, según Redondi, “cuando Galileo fue condenado por la Inquisición Romana en 1633, el papa Urbano VIII consiguió que sólo se le acusara de defender el movimiento de la Tierra alrededor del Sol. Como se sabe, la pena impuesta fue prisión, que fue inmediatamente conmutada por arresto”.
“Galileo nunca llegó a estar en la cárcel, y no recibió ningún mal trato físico. El caso podía haber sido peor si se hubiera acusado a Galileo de algo que algunos le criticaban: su teoría de la materia que, según sus críticos, era incompatible con la doctrina católica sobre la Eucaristía”, añade.
El G3 contiene una denuncia precisamente por este motivo contra el libro Il Saggiatore, publicado por Galileo. Mariano Artigas explica que “los archivos del antiguo Santo Oficio en Roma siempre habían estado cerrados, y lo estaban todavía en 1982. Redondi pidió y obtuvo permiso para consultar un documento del que sólo sabía que existía, que se refería a Galileo y que no había noticias de él en ninguna otra parte”.
Documento no mencionado ni reproducido en otra parte
Pero gracias a la apertura del archivo de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el profesor de la Universidad de Navarra accedió a este volumen. “Delante del G3 encontré otro documento relacionado con el mismo tema. Es un documento que habla de Galileo en términos semejantes al G3, pero que no se encuentra mencionado ni reproducido en ninguna parte, ni siquiera en el índice del volumen en el que se encuentra encuadernado”, relata.
El profesor Artigas describe el EE 291 como “un folio manuscrito que se encuentra escrito en la primera cara y más de la mitad de la segunda. La caligrafía no es muy cuidada e incluso tiene alguna tachadura y corrección”. A su juicio, esto indica que no se trata de un documento definitivo.
En palabras del profesor, el significado de EE 291 depende de quién sea su autor y de su relación con el G3. “Lo más lógico es suponer que el G3 fue entregado a alguna autoridad de la Congregación del Índice, quien encargó a algún teólogo de la Congregación que leyera la obra de Galileo y emitiera un dictamen, con vistas a decidir si existía base suficiente para que la obra fuera denunciada formalmente al Santo Oficio. En este caso, EE 291 es un efecto o resultado de G3, y los autores de los dos documentos no tendrían ninguna relación entre sí. Esta interpretación podría ser eventualmente confirmada si se encontrase en los archivos del Índice, bien sea en el volumen EE o en otro cualquiera, algún documento escrito con la misma caligrafía cuya autoría se pudiera adjudicar a algún oficial de la Congregación”, argumenta.
“La existencia de EE 291 -continúa- muestra que el G3 no fue un documento aislado sin repercusión alguna. Parece probable que la denuncia contenida en G3 tuviera efecto, y que la autoridad que recibió ese documento quisiera comprobar si había base real para seguir adelante con la denuncia”.
El profesor Artigas señala que EE 291 “es un dictamen crítico frente a la obra de Galileo y concluye afirmando que existe base para llevar el asunto al Santo Oficio. Pero la denuncia no prosperó”.
Todo esto cuadra con los datos históricos que se conocen. “Probablemente, se emitió un dictamen exculpatorio, y los únicos documentos escritos que se habían producido, el G3 y el EE 291, se archivaron juntos en la Congregación del Índice, adonde se había dirigido el G3 y donde se había producido el EE 291, y ahí quedaron olvidados hasta ahora”.
Mariano Artigas concluye que “los documentos G3 y EE 291 muestran que hubo denuncias y actuaciones contra Galileo que no prosperaron porque la autoridad eclesiástica no les hizo caso”.